El pasado viernes 11 de marzo se presentó el desastre natural más grande en la historia de Japón, un terremoto de 8.9 grados seguido de un impresionante tsunami que arrasó con casi 10 kilómetros de costa en la parte este del país.
No he tenido mucho tiempo para escribir sobre lo que pasó y sigue pasando (todavía está temblando por réplicas de casi 7 grados), pero puedo contarles que fue un suceso muy extraño para mí. El viernes me levanté muy temprano a estudiar para mi primer examen de japonés y no había abierto mi libro cuando me enteré de lo que estaba pasando. No me quedó más remedio que seguir las noticias por twitter y videos en vivo en varios portales de internet mientras hacía planas de caligrafía y vocabulario. Todo el tiempo me sentí muy rara.
Un par de horas después el profesor (un japonés que vive hace 20 años en Colombia) llegó al examen con una serenidad que nos dejó sorprendidos a todos. Esperábamos que estuviera triste o al menos pensativo, pero no hizo sino exclamar con fuerza «Gambatte kudasai!» (ánimo, en japonés) cuando tratamos de expresarle nuestra aflicción por la tragedia, en un tono tan trivial que parecía referirse al examen. En ese momento entendí lo valientes que pueden ser los japoneses, me di cuenta realmente de ese orgullo que no les permite dejarse sentir víctimas irremediables y al final (como pasó con Hiroshima y Nagasaki) los hace renacer de las cenizas.
Ya que encuentro un pequeño rato me gustaría aprovechar y compartirles tres datos sobre cómo ayudar, incluso simbólicamente, a los damnificados en el país nipón.
El granito de arena de Threadless
Así como cuando ocurrió el terremoto en Haití, en Threadless están haciendo un challenge de diseño junto con la Cruz Roja Internacional para crear una camiseta que ayude, con el 25% de las ganancias que genere, a los damnificados de Japón. Tienen hasta este viernes 18 de marzo para enviar o votar diseños y es probable que la camiseta salga a la venta muy pronto. Mi favorita hasta ahora es ésta.
Me enteré gracias al newsletter que mandan a mi correo.
Arte para apoyar a Japón
Una colección de diseños en Abduzeedo con los que puedes expresar tu apoyo al país del sol naciente poniéndolos en tus redes sociales. Me gusta la frase con la que presentan el post:
Art is not in some far-off place. A work of Art is the expression of one’s whole personality, sensibility and ability
Shinichi Suzuki (1898-1998)
Suzuki el violinista, cabe aclarar. Lo vi gracias al tweet de @Inti, y mi preferido es éste:
Por cierto #prayforjapan es el hashtag que se está usando en twitter para mandar mensajes de ánimo y solidaridad. Y para los datos sobre ayudas y formas de donar, está el #helpjapan
Diez formas de ayudar a través de internet
Ese es el post de Alt1040 que reúne datos muy buenos para ayudar desde la red: Una causa de Facebook que en alianza con la Cruz Roja está recibiendo donaciones en dinero o por medio de publicidad (puedes donar viendo un par de videos), lista de las ONG, empresas y personas en internet que están promoviendo más campañas para recoger fondos (iTunes, Zynga, Google, Lady Gaga, etc).
También está un script para incluír una barrita de donación de la Cruz Roja en tu blog de wordpress.org, blogger o Tumblr, que luce más o menos así:
Inspiración para querer ayudar
No me gustaría poner aquí uno de esos videos de la destrucción por el tsunami, con los que se me saltan las lágrimas, me gusta más la idea de poner algo que resalte la belleza de la cultura japonesa que es vital conservar a pesar de los desastres.
Justo me encontré este video de Trey Ratcliff llamado Japan – Heartbeats of time. No cuenta una historia específica, pero muestra cosas de Japón que tal vez no habías visto. Y la música de fondo es apropiada para la ocasión, nada de j-pop por lo menos.
Lo ví también en abduzeedo.
Pero si lo que quieren es conmoverse hasta las lágrimas, les recomiendo como siempre el excelente compilado de imágenes de The Big Picture relacionado con el tema. Ojo con la música que tengan puesta cuando las vean, no quiero pensar que los hice deprimir.
Y termino con el comentario final del sensei hoy, cuando insistimos en consolarlo: «aún no se ha perdido todo». Quiero pensar que se refería a la sensibilidad del mundo frente al sufrimiento.